La Luna es inspiradora, pero ambigua y desconcertante pues tiene dos caras: una luminosa y otra sombría. Ella representa el romanticismo, la poesía y la creatividad; pero también manipulación, dualidad, traiciones y programaciones limitantes. Períodos inestables, llenos de “rincones oscuros” e inciertos, dobles mensajes, engaño y autoengaño. La luz de la Luna es una mentira pues ella es un cuerpo opaco. Lo que percibimos como “su” luz, es sólo el reflejo de la luz del Sol. Por ello, se asocia a fantasías, espejismos y falsedad. La Luna aparece cuando una gran satisfacción, o profunda inspiración, se ve acompañada de competencias, luchas y ataques subrepticios. Sugiere reconocer al “enemigo” potencial o declarado, que puede ser -incluso- uno mismo. También se asocia con las emociones, con la fecundidad, los órganos femeninos y los embarazos, la madre y la maternidad.

En La Torre, la realidad se muestra como el rayo fulminante y cegador que destruye las falsas ilusiones del ego. Así, las crisis nos despiertan del letargo. Son un desafío, un reto que derriba nuestras defensas y nos trae un aprendizaje. Superar La Torre, significa superar la caída o el descalabro con elevación de mente y espíritu. De lo contrario, las sacudidas se repetirán una y otra vez. La Torre alude al orgullo, el ego: la alta torre donde nos protegemos. Ella, tarde o temprano, será derrumbada. Nos recuerda que vivir aislados, sin contacto con el entorno, es un autoengaño. Si algo en nuestra vida funciona mal y no somos conscientes de ello, o no lo queremos ver, sobrevendrá un golpe a nuestro ego, una explosión o desenlace brusco. ¿Cuán dura será la experiencia? La forma en que percibamos la crisis marca la diferencia. Si la vemos como un cierre necesario, "abrazamos" el cambio o encontramos algo positivo en él, será menos traumático.

Superadas las pruebas y pérdidas de La Torre, se inicia un período de esperanza y fe. Una fuerza interior nos guía e inspira hacia la reconstrucción. Liberados y vacíos por la acción demoledora de La Torre, partimos de cero (desnudos) para abrazar la esperanza en nuevos comienzos. La Estrella simboliza nuestra fe en el futuro, resurgir sintiéndonos guiados. Al confiar en lo que hacemos experimentamos paz interior y el éxito está garantizado en logros materiales, intelectuales, afectivos o espirituales. Después de la tormenta viene la calma. Después de duras pruebas, hay un nuevo amanecer, oportunidades y nuevos comienzos. La vida renace como las semillas que germinan.